El 31 de julio, Paul Atkins, el nuevo presidente de la SEC de EE. UU., pronunció un discurso titulado “El liderazgo de Estados Unidos en la revolución de las finanzas digitales”, en el que anunció una nueva iniciativa: “Project Crypto”.
Aunque el anuncio aún no ha acaparado los titulares de los grandes medios, podría convertirse en uno de los hitos más transformadores para el sector cripto en 2025.
En enero, cuando Trump regresó a la Casa Blanca, prometió convertir a Estados Unidos en la “capital mundial de las criptomonedas”. Entonces, muchos lo vieron como simple retórica electoral y todo el sector aguardaba si Trump cumpliría o si era otra promesa vacía.
Ayer conocimos la respuesta.
Project Crypto parece ser la primera acción relevante de la agenda pro-cripto de Trump.
Pese a los numerosos análisis detallados que circulan sobre la nueva iniciativa, no los repetiré aquí. Considero que el punto más relevante es que permite a las entidades financieras lanzar “super apps”, integrando compraventa de acciones, cripto, servicios DeFi y otras funciones, todo en una única plataforma.
Pensemos si la app de J.P. Morgan permitiera comprar acciones, negociar Bitcoin y acceder a productos DeFi de rentabilidad, todo desde un único lugar—¿qué implicaría eso para el sector?
Solo ha hecho falta medio año para pasar de los eslóganes de campaña a la acción regulatoria y del “regulación por imposición” a aceptar activamente la finanza on-chain. Cuando el mayor mercado de capitales del mundo da un giro, puede redibujar por completo el contexto competitivo.
El concepto de super app en el discurso de Atkins nos recuerda a WeChat: una aplicación única para mensajería, pagos, inversión, seguros o incluso préstamos.
Esta experiencia integrada es habitual en China, pero en EE. UU.—país que presume de libre mercado—es prácticamente desconocida.
La razón es clara: las trabas regulatorias.
Para operar pagos en EE. UU. necesitas una licencia específica; para valores, la de broker-dealer; para préstamos, una bancaria. Y cada estado añade regulaciones adicionales.
Project Crypto ha logrado desbloquear este bloqueo normativo por primera vez.
Bajo este nuevo marco, una plataforma con licencia de broker-dealer puede ofrecer compraventa de acciones, trading cripto, préstamos DeFi, mercado de NFT y servicios de pago con stablecoins, todo bajo un régimen unificado de licencias.
Para el sector cripto, este marco común es especialmente valioso, ya que encaja con la componibilidad propia de muchos productos cripto.
Podrías reinvertir los beneficios bursátiles automáticamente en Bitcoin, usar tus NFTs como garantía para obtener stablecoins y después invertir esas stablecoins en DeFi desde la misma interfaz, con los activos circulando de forma fluida en la blockchain.
Cuando los usuarios pueden operar con libertad en una única plataforma, la idea de una auténtica super app financiera Web3 integrada está al alcance.
La iniciativa de la SEC, en la práctica, marca el inicio de una nueva carrera en tecnología y finanzas.
Con el pistoletazo de salida de Project Crypto, las trayectorias de los actores del sector se separan.
Los gigantes cripto establecidos deben pasar de lograr “victorias fáciles” a afrontar una competencia feroz.
Brian Armstrong, CEO de Coinbase, probablemente mezcle alivio por dejar atrás los litigios continuos de la SEC con preocupación por el posible fin de la cómoda hegemonía de Coinbase.
Paradójicamente, el rigor de Gensler les dio ventaja en cumplimiento normativo, convirtiendo a Coinbase en la opción predilecta para EE. UU.
Con las puertas abiertas, ese “foso regulatorio” desaparece. Más aún: Coinbase debe transformarse de simple exchange a plataforma financiera integral. Esto implica lanzar compraventa de acciones (como Robinhood), servicios bancarios (como los grandes bancos) e integración DeFi (compitiendo con protocolos descentralizados). Todo en mercados dominados por actores sólidos.
Kraken y Gemini afrontan retos similares, aunque más complejos.
Al carecer de la escala y recursos de Coinbase para expandirse rápidamente, lo más probable es que acaben siendo adquiridas o centrándose en nichos.
Mientras las criptoempresas nativas defienden su terreno, los gigantes financieros tradicionales preparan su ofensiva.
J.P. Morgan es cualquier cosa menos escéptica con las cripto. Su JPM Coin gestiona miles de millones en transacciones diarias y la plataforma blockchain Onyx ya está consolidada. Ahora, J.P. Morgan puede lanzar servicios cripto para el público de forma legítima.
Goldman Sachs, Morgan Stanley, Bank of America: todos se preparan también. Poseen lo que desean las empresas cripto: amplias bases de clientes, capital enorme, excelente gestión del riesgo y, sobre todo, la confianza del público.
Cuando una jubilada estadounidense quiera invertir su pensión en Bitcoin, ¿confía en la app de su banco de toda la vida o en un exchange desconocido?
Aun así, transformar estos colosos financieros no es sencillo. La inercia burocrática, los sistemas informáticos obsoletos y culturas conservadoras pueden ser obstáculos. Las nuevas regulaciones suponen tanto oportunidad como reto para la banca.
También hay un reto para los protocolos DeFi como Uniswap, Aave y Compound.
Project Crypto protege explícitamente a los “publicadores de código puro”, lo que, en principio, beneficia a DeFi.
Pero, ¿qué ocurrirá si Coinbase integra directamente las funciones de Uniswap, o si J.P. Morgan lanza su préstamo on-chain? ¿Dónde queda el valor diferencial de los protocolos descentralizados?
Cabe esperar una escisión entre “capa de protocolo” y “capa de aplicación”: Uniswap seguiría como base de liquidez, mientras las super apps ofrecerían interfaz y servicios de valor añadido. Un papel esencial aunque invisible, como TCP/IP en la era de Internet.
Más radical aún: parte de los protocolos DeFi podrían centralizarse parcialmente—creando empresas, pidiendo licencias y adaptándose a la normativa a cambio de más mercado.
Aave ya prueba líneas para institucionales y Uniswap Labs es una entidad constituida. Los ideales de descentralización inspiran, pero cuando los competidores licenciados llegan a cientos de millones de usuarios, esos ideales se arriesgan a quedar en palabras.
Al final, DeFi podría bifurcarse: “puristas” que defienden la descentralización y “pragmáticos” que buscan crecer bajo el paraguas regulatorio. Ambas posturas pueden sobrevivir, pero tendrán públicos muy distintos.
Tres perfiles claros, tres caminos distintos. Lo único en común: nadie sigue en su zona de confort.
Ahora, todos deben redefinir su rol en el nuevo ecosistema.
Con todos entrando en la misma arena, ¿qué decidirá quién gana?
Lo primero: licencias.
Antes, el cumplimiento era un pozo sin fondo. Ahora puede convertirse en el mayor foso defensivo.
Project Crypto parece relajar requisitos, pero en realidad sube el listón. Las licencias de super app exigen superar los más altos requisitos regulatorios en valores, banca, pagos, criptomonedas y más. Solo los grandes pueden entrar.
El valor de una licencia está en el efecto red: si el usuario cubre todas sus necesidades en una plataforma, su coste de cambio se dispara. Como en la banca clásica: cualquiera podía pedir licencia, pero solo unos pocos crearon imperios.
Segundo: arquitectura técnica.
Las finanzas on-chain deben ofrecer la fluidez de Web2 junto a la soberanía de usuario de Web3. Es un reto mayúsculo.
La banca tradicional debe levantar infraestructuras cripto desde cero, mientras las criptoempresas deben igualar la fiabilidad bancaria.
La interoperabilidad entre cadenas es aún más difícil: ¿puedes transferir activos de Ethereum a Solana para DeFi en tres segundos? Cuando el mercado se estremece, ¿tu control de riesgo reacciona en milisegundos?
La deuda técnica implica riesgos relevantes.
Coinbase ha optimizado su plataforma para una función durante una década; convertirla en una suite integral no es fácil. Los sistemas bancarios heredados—algunos aún funcionan en COBOL—son aún más complejos. ¿Cómo conectarlos con blockchain?
Tercero: liquidez.
La liquidez es el rey en las finanzas, y en la era de las super apps lo es más.
Ahora, el usuario espera operar cualquier activo, en cualquier momento y cuantía, al instante. Eso implica integrar todos los mercados clave, agregar liquidez a escala global y maximizar la eficiencia del capital—¿cómo puede un mismo fondo servir a acciones, cripto y DeFi de forma fluida?
Cuarto: experiencia de usuario.
El factor más menospreciado. Donde funciones y precios convergen, la experiencia decide todo.
El reto: satisfacer segmentos opuestos. El usuario cripto veterano exige control total y datos on-chain; el convencional quizá no sabe qué es una frase semilla. Una app, dos filosofías—la gestión de producto será clave.
En síntesis: Project Crypto es el nuevo examen para el sector. Las licencias deciden qué puedes hacer. La tecnología, cómo lo haces. La liquidez, tu escala. La experiencia, tu alcance. Cada movimiento en este tablero multidimensional puede redefinir el mercado.
Con Project Crypto, todos quieren saber quién será el gran beneficiado.
Pero anticipar el futuro siempre es arriesgado. No hay garantías, solo tendencias incipientes. Los ganadores en la era de las super apps no serán iguales. Veremos tres modelos de éxito.
Primero: el modelo de alianzas.
Los líderes más astutos saben que la colaboración supera el camino en solitario.
Por ejemplo, Fidelity—un gigante con 11 billones de dólares en activos, que creó su división digital en 2018, pero apenas tiene cuota relevante en trading cripto minorista.
¿Qué pasaría si Fidelity se integra a fondo con una firma tecnológica cripto líder como Fireblocks? Sus 200 millones de clientes accederían sin fricción a cripto y el socio obtendría usuarios y confianza. No tienen por qué ser estos dos: alianzas del tipo “1+1>2” serán cada vez más habituales.
Segundo: el modelo de “proveedor de infraestructura”.
Proveer la infraestructura clave suele ser la apuesta de negocio más estable en sectores que crecen rápido.
En la era super app, las “palas” son la infraestructura central. Chainalysis es un ejemplo: gane quien gane, todos necesitan sus herramientas de cumplimiento. Estas empresas prosperan sirviendo a todos, manteniéndose neutrales e imprescindibles.
Tercero: el modelo especialista.
No hace falta ser una navaja suiza. Puede haber una plataforma solo para DAOs, otra especializada en financiación NFT. Mientras los gigantes construyen “todo en uno”, los especialistas se benefician de los nichos largos.
Sobre los perdedores: las entidades medianas y especuladores que se quedan en el medio tienen más riesgo.
Pensemos en los bancos regionales de EE. UU.: no tienen la escala de J.P. Morgan ni la agilidad de las fintech. Cuando los grandes ofrezcan servicios cripto completos, estos medianos quedarán fuera de juego.
En el ámbito especulativo, muchos proyectos han evitado la regulación con estructuras legales complejas—en Islas Caimán, gobernadas por DAO y proclamando “total descentralización”.
Project Crypto aporta claridad y eliminará esas zonas grises. O te descentralizas del todo (y aceptas menor liquidez y experiencia) o te sometes a la regulación (y asumes el coste)—pero ya no hay lugar para posiciones intermedias.
Desde la óptica empresarial, la ventana de oportunidad se cierra rápido.
Ser el primero es crítico en mercados basados en plataforma. Quien monte el ecosistema completo en los próximos meses podría convertirse en el próximo gigante criptofinanciero.
Cuando Steve Jobs presentó el primer iPhone en 2007, en Nokia lo desdeñaron—¿quién querría un móvil sin teclado? Dieciocho meses después, el juego de la telefonía había cambiado para siempre.
Project Crypto podría ser el “momento iPhone” de las finanzas cripto.
No porque sea perfecto, sino porque—por primera vez—las instituciones tradicionales pueden ver lo que es posible. Los servicios financieros pueden reinventarse; los activos tradicionales y cripto pueden converger; la regulación y la innovación pueden convivir.
Conviene recordar que el iPhone solo revolucionó el mercado tras lanzarse la App Store. Project Crypto es solo el pistoletazo de salida. El verdadero cambio llegará cuando el ecosistema madure.
Cuando millones de desarrolladores creen productos nuevos y miles de millones de usuarios adopten la finanza on-chain, llegará la transformación real.
Es demasiado pronto para extraer conclusiones.
Una década después del auge inicial de las criptomonedas, la fiebre del oro impulsada por el halving de Bitcoin está quedando atrás. Hoy, oleadas esporádicas de liquidez procedentes de la renta variable estadounidense, el dólar y los bonos del Tesoro dinamizan el mercado, marcando cada ciclo con focos propios—un camino similar al de Pendle, que ha ido desde la renta fija y LST hasta BTCFi, Ethena y Boros.
Acceder a las esferas del “nuevo dinero” resulta infinitamente más difícil que gestionar los activos de los grandes patrimonios tradicionales.
Como suelen afirmar los custodios: se obtiene beneficio de quienes conservan el patrimonio.
En el ecosistema cripto, los grandes capitales profundos se agrupan en tres categorías: ballenas individuales (primeros mineros de BTC, inversores pioneros en ETH y veteranos de DeFi Summer), instituciones nativas on-chain (VCs cripto, exchanges centralizados, redes públicas y algunos equipos de proyectos) y los grandes grupos de Wall Street, tanto históricos como emergentes.
Ilustración: Punto álgido en la captación de fondos de custodia cripto
Crédito de imagen: @zuoyeweb3
La industria de la custodia se ha fragmentado y especializado. Tras captar 3.000 millones de dólares en 2021 y los colapsos de FTX-Celsius y 3AC-Luna-UST en 2022, el mercado de la custodia cripto definió su estructura. Destacan los siguientes actores:
Especialmente, Coinbase concentra la mayoría de la custodia ETF, con más de un 80% de los emisores de ETF de BTC y ETH que han elegido a esta firma como su socio. MicroStrategy (MSTR) también confía en Coinbase como su custodio principal para la estrategia de tesorería en BTC.
Los modelos de beneficio han evolucionado al ritmo del sector. En tiempos de concentración de capital, quien ostenta los bolsillos más profundos recoge las mayores ganancias. Mineros, exchanges y creadores de mercado ya han tenido su momento; ahora llega el turno de los custodios. Conforme el capital tradicional migra hacia la cadena, los fondos no fluyen directamente hacia redes públicas ni exchanges, sino que atraviesan custodios de confianza.
El volumen diario de operaciones en Ethereum ha superado el máximo alcanzado en DeFi Summer, llegando a los 1,74 millones. A diferencia de ciclos previos, marcados por “meme coins” o especulación, este crecimiento se apoya en un bucle de préstamos con stablecoins, liderado por Aave y Ethena.
Precisamente, la colaboración entre Aave y Plasma está allanando el camino para que las stablecoins de TradFi migren on-chain. No obstante, la Genius Act impide que los stablecoins de pago ofrezcan intereses a usuarios, por lo que al llegar a la cadena, estos fondos pueden quedar inmovilizados y suponer un lastre para los emisores.
Mientras los volúmenes de negociación en CEX se reducen, los servicios de custodia, staking y generación de rendimiento se perfilan como la siguiente gran tendencia, especialmente para bancos y entidades de TradFi. Con previsión de recortes de tipos, el reto será canalizar la liquidez inmovilizada en planes de pensiones y tesorería hacia los sistemas blockchain—un nuevo terreno para startups.
La supremacía de los exchanges se diluye, mientras los modelos on-chain y las salidas a bolsa presionan desde ambos extremos a las CEX. Hyperliquid apunta alto para superar a Binance, mientras Kraken y Bullish se preparan para disputar a Coinbase su posición de exchange cotizado de referencia.
La estrategia se centra ahora en la búsqueda de rendimiento tras la era CEX. El viejo capital, por su volumen, prefiere rentabilidades más moderadas si la seguridad del principal está garantizada—de ahí el proyecto de Tether con su bóveda de oro físico. Las soluciones de bóvedas on-chain serán también una gran fuente de negocio.
En un mercado guiado por ETFs, la hegemonía de Coinbase no parece que vaya a romperse pronto, aunque los cambios de ciclo abren nuevas oportunidades para jugadores de segunda y tercera línea.
Ilustración: Unificación de TradFi y DeFi
Crédito de imagen: @zuoyeeb3
En comparación con el potencial de creación de riqueza del dólar, bonos del Tesoro y renta variable estadounidense, el sector cripto sigue en fase formativa—“recogiendo la corriente en una palangana”. Solo cuando se disponga de infraestructuras de seguridad y cumplimiento del tamaño “de una bañera”, la liquidez fluirá de verdad.
Los principales actores se diferencian cada vez más. Anchorage Digital y Galaxy Digital se erigen como referentes clave.
Más allá de BTC y los ETFs spot, ambas firmas “Digital” luchan por el espacio de mercado de Coinbase. Veamos sus objetivos comunes.
Dos tendencias marcan el futuro del mercado spot ETF: la primera, la estandarización—altcoins y meme coins (más allá de BTC y ETH) podrán convertirse en ETFs tras seis meses en derivados de Coinbase. La segunda, la aprobación de modelos ETF con staking, que permiten a emisores la conversión de activos subyacentes e integración con staking on-chain.
Ejemplo: Anchorage Digital es custodio y socio exclusivo de staking en el Solana Staking ETF de REX-Osprey, en sintonía con ambas tendencias. Si el ciclo alcista prosigue, los productos ETF supondrán una fuerte vía de crecimiento para Anchorage Digital.
En ETFs tradicionales, Anchorage colabora con 21Shares y BlackRock, y es custodio de la tesorería Bitcoin de Trump Media—su alcance llega incluso a Mar-a-Lago.
En 2019, Anchorage inició su relación con Visa, y en 2021 se convirtió en agente bancario de liquidación de USDC para la compañía.
Ese año fue decisivo: Anchorage lanzó su negocio de custodia cripto con una valoración de 3.000 millones de dólares, obtuvo la licencia OCC para banca cripto y fue designado custodio digital del U.S. Marshals Service.
Durante el colapso cripto de 2022, Anchorage se consolidó como custodio principal de Aptos (su cofundador Diogo Mónica invirtió también en el proyecto).
En el primer trimestre de 2023, los activos en plataforma crecieron un 80%, aunque se recortó plantilla en 75 puestos (20%) y se reclamó públicamente una regulación para stablecoins.
En 2024, Diogo Mónica abandona la dirección diaria y Nathan McCauley asume plenos poderes.
En 2025, Anchorage Digital tomará la custodia de la tesorería Bitcoin de Trump Media y será propietario del emisor de USDM, Mountain Protocol.
Fundada en 2017 por Nathan McCauley y Diogo Mónica, Anchorage Digital nació como un pequeño trust en Dakota del Sur y logró un gran salto en 2021 al convertirse en el único receptor—por ahora—de la licencia OCC para banca cripto.
En Silicon Valley, Wall Street y Washington, el acceso a servicios financieros de alto nivel resulta siempre cuestión de relaciones y contactos.
Ilustración: Red institucional de Anchorage Digital
Crédito de imagen: @zuoyeweb3
Anchorage Digital ha construido una suite institucional completa: operativa, derivados, compensación, staking y custodia—es el proveedor integral para instituciones. A diferencia de Galaxy, la apuesta de Anchorage se centra en los stablecoins.
La historia de Anchorage está marcada por el momento: en 2021, tras la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca, mientras SBF invertía millones en su campaña, Brian Brooks (ex CLO de Coinbase) fue nombrado Contralor Interino del OCC.
Brooks impulsó políticas bancarias favorables a cripto, lanzando “Project REACh” para facilitar acceso fintech y eliminar la discriminación hacia empresas cripto.
Anchorage aprovechó la coyuntura, transformándose de trust local en Anchorage Digital Bank—y materializando el estatus de banco nacional.
El 13 de enero de 2021, Anchorage Digital Bank recibió autorización para aceptar depósitos en USD y ofrecer servicios de custodia cripto.
Al día siguiente, Brooks renunciaba. Gracias a ese giro, Anchorage sigue siendo el único banco cripto con licencia OCC vigente.
La licencia es el estandarte de todos los productos de Anchorage Digital y le permitió captar 430 millones de dólares en rondas C y D—aunque solo así pudo sobrevivir al “invierno cripto” y prepararse para el auge de los stablecoins.
Entre sus inversores figuran VCs como a16z y grandes firmas de Wall Street como KKR y BlackRock.
A modo de contexto, Bitpay y Paxos solicitaron licencia bancaria, pero fueron rechazados; Paxos acaba de ser multada con 26,5 millones de dólares por el DFS de Nueva York por incumplimiento con BUSD.
Anchorage dispone tanto de la licencia OCC nacional como de la BitLicense de Nueva York, situándose solo por detrás de BNY Mellon en términos regulatorios.
Aunque Anchorage tuvo desacuerdos con el OCC tras la salida de Brooks, su situación legal es única—y ese activo perdura en el tiempo.
El estatus regulatorio de Anchorage le permite custodiar desde reservas de stablecoins a criptoactivos y NFTs. Pero la caída de 2022 provocó turbulencias internas, especialmente en el liderazgo.
Diogo Mónica pasó a Hanu Ventures (manteniéndose como presidente ejecutivo de Anchorage Digital, para enfocarse en talento y estrategia), mientras Nathan McCauley asumía la operativa, reforzando vínculos con BlackRock y ampliando los servicios de stablecoins.
Anchorage custodia ahora los ETFs spot de Bitcoin y Ethereum de 21Shares y es custodio y socio exclusivo de staking en el Solana Staking ETF de REX-Osprey.
Anchorage destaca también fuera de los ETFs: colabora con Visa en pagos con stablecoins y ofrece stablecoins regulados, como Paypal PYUSD, a clientes institucionales.
Además, Anchorage presta sus servicios de custodia a Cantor Fitzgerald, inversor y custodio de Tether, llegando a ser custodio del custodio de Tether.
Pese a todo su respaldo normativo, Anchorage resultaba discreto antes de 2025—con 3.000 millones de valoración y 50.000 millones bajo custodia, pero lejos de competir con Coinbase en ETFs. Su centro de negocio ya está en los stablecoins.
La clave reside en Anchorage Digital Bank NA (filial norteamericana): puede aceptar depósitos tanto en dólares como en stablecoins, y custodiar ambos tipos de activos.
Anchorage destaca por su actividad en tesorería: Joseph Chalom, ex BlackRock, se incorporó como codirector general en Sharplink Gaming (tesorería ETH) y propició la alianza BlackRock-Anchorage en custodia ETF.
El fondo BUIDL de BlackRock está vinculado a Chalom, con Anchorage como custodio. La estructura:
$BUIDL = BlackRock (emisor) = Securitize (tokenización) + Anchorage Digital (custodia) + BNY (servicio efectivo)
Además, el presidente de la SEC, Paul Atkins, posee al menos 250.000 dólares en participaciones de Anchorage Digital y es accionista de Securitize, que colabora con Ethena en la coemisión de Converage.
Galaxy ya cotiza en bolsa y se especula que Anchorage Digital podría lanzar su propia IPO en breve. A medida que crece el negocio de stablecoins, su demanda de capital se incrementa—y podría debutar este año como primer banco cripto en bolsa.
Comparada con Anchorage Digital, Galaxy destaca por su perfil: no solo por ser socio OTC de Goldman Sachs en cripto en 2022, sino como vía de salida privilegiada para ballenas de Bitcoin. Su radio de acción abarca minería BTC, inversión de venture, computación en IA y más, con Mike Novogratz a la cabeza de una red superior incluso a la de Anchorage.
El 25 de julio, Galaxy facilitó la liquidación escalonada de 80.000 BTC (9.000 millones de dólares) de un minero temprano; el anuncio provocó una caída cercana al 4% en el precio de Bitcoin, por debajo de los 115.000 dólares.
Operaciones de ese calibre han suscitado dudas sobre manipulación de mercado, pero el enfoque institucional de Galaxy hace que sus intereses estén alineados con la estabilidad y el crecimiento a largo plazo, en contraste con los creadores de mercado agresivos.
La verdadera fortaleza de Galaxy está en el momento: Mike Novogratz, profesional experimentado en finanzas, aborda la industria cripto con pragmatismo y visión de negocio.
Con la retirada del retail y la llegada de institucionales, la expansión de Galaxy—especialmente en estrategias de tesorería—adquiere cada vez más relevancia.
Recuerde la empresa de tesorería ETH Sharplink, ahora dirigida por un ex BlackRock:
En junio de 2025, Sharplink realizó compras OTC de ETH a Galaxy por al menos 800 millones de dólares; no es casualidad, ya que Galaxy es también inversor en Sharplink. Ejemplo claro de “mano derecha vende a mano izquierda”.
Además de la actividad en BTC y ETF, Galaxy ha impulsado e invertido en Stablecoinx (Ethena) y en Mill City Ventures III, Ltd., que gestiona una tesorería SUI valorada en 450 millones de dólares.
Galaxy amplía su oferta OTC, apoyando LST LsETH para Liquid Collective, mientras su versión sobre SOL (lsSOL) está dirigida a instituciones y cuenta con el respaldo de Anchorage Digital.
Así vemos que el sector está intensamente interconectado.
La Global Dollar Network incluye ahora tanto Anchorage Digital como Galaxy Digital—muestra de que, entre grandes custodios, la colaboración prima sobre la competencia directa.
Anchorage apuesta por stablecoins y ventajas regulatorias; Galaxy se posiciona como especialista en gestión de tesorería, impulsando soluciones fuera de BTC/ETH.
Con una sólida posición financiera, Galaxy dispone de 1.800 millones de dólares en BTC y mantiene 34,4 millones en Ripple (XRP). Paradójicamente, Ripple ha adquirido recientemente Rail, startup de stablecoins apoyada por Galaxy, por 200 millones de dólares.
Una vez más, es una operación de “mano izquierda y derecha”.
Los informes de Galaxy señalan prioridades futuras en tesorería y market making: $HYPE, $SOL y $XRP. Tras zanjar el litigio con la SEC y subir un 10% en una sesión, Ripple permite a Galaxy adelantarse al público retail.
Ilustración: Galaxy Digital Holdings
Crédito de imagen: @zuoyeweb3
Fuente: @SECGov
Galaxy ha salido completamente de UNI y TIA. En esta nueva era, los viejos protagonistas quedan fuera; USDG, HYPE y XRP son los nuevos vencedores—las mesas OTC anticipan los cambios antes que nadie.
Históricamente, las mesas OTC ejecutaban órdenes de ballenas de forma pasiva, sin influir en el mercado spot—a diferencia de los creadores de mercado de los exchanges. Hoy, las estrategias de tesorería están cambiando ese panorama: la integración de tokens, acciones y bonos reconfigura quién dirige los precios de los tokens.
Los custodios se han convertido en el cruce de flujos de capital: los activos off-chain necesitan una migración segura on-chain y la liquidez on-chain pide rampas de salida reguladas. Gracias a las estrategias de tesorería, los custodios pueden influir activamente en los precios de los tokens. La liquidez cripto es ya el auténtico centro de poder; la era de CEX/MM se extingue rápidamente.
BNY Mellon gestiona más de 52 billones de dólares en activos bajo custodia; por contraste, todo el cripto apenas alcanza los 4 billones de capitalización, con stablecoins, ETFs y firmas de tesorería sumando 520.000 millones. Los custodios cripto aún tienen mucho recorrido antes de alcanzar verdadero poder de mercado.
Pero siempre hay una regla que todo fundador debe recordar: el capital seguirá las mejores oportunidades de rentabilidad.