Cuanto más controlas lo externo, más pierdes el control de tu interior. La mayor parte del mundo exterior nunca es algo que realmente puedas controlar, como las relaciones, las situaciones, las emociones y las reacciones de los demás. Cuanto más deseas que actúen de la manera que tú quieres, más fácil es experimentar frustración, ansiedad y desgarro. En psicología, esto es una "ilusión de control", que defiende el miedo interno mediante la intervención y la confirmación repetida, pero en realidad te lleva a ser arrastrado por la fluctuación externa, lo que provoca que tu interior se sienta cada vez más vacío y fatigado. Renunciar al control y aceptar lo incontrolable es la única manera de tener una verdadera sensación de estabilidad y orden. Solo necesitas hacerte responsable de tus propias emociones y comportamientos.
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Cuanto más controlas lo externo, más pierdes el control de tu interior. La mayor parte del mundo exterior nunca es algo que realmente puedas controlar, como las relaciones, las situaciones, las emociones y las reacciones de los demás. Cuanto más deseas que actúen de la manera que tú quieres, más fácil es experimentar frustración, ansiedad y desgarro. En psicología, esto es una "ilusión de control", que defiende el miedo interno mediante la intervención y la confirmación repetida, pero en realidad te lleva a ser arrastrado por la fluctuación externa, lo que provoca que tu interior se sienta cada vez más vacío y fatigado. Renunciar al control y aceptar lo incontrolable es la única manera de tener una verdadera sensación de estabilidad y orden. Solo necesitas hacerte responsable de tus propias emociones y comportamientos.